LOS FRAUDES DIGITALES ya existían desde antes del año 2000. En los años
recientes han aumentado el número de ellos, así como el robo de identidad.
De pronto nos llega un estado de cuenta del banco donde aparecen cargos de
compras que nosotros no hicimos. Acudimos a una sucursal de la Institución
Bancaria y nos indican que tenemos que ir a la sucursal donde abrimos la
cuenta.
Acudimos y nos dicen que tenemos que pagar y después aclarar los cargos,
pues que los responsables de la seguridad de la cuenta somos nosotros y no el
banco.
Si hacemos el pago, implícitamente estamos reconociendo el cargo, por lo
tanto, es recomendable no pagar sin antes aclararlo y como esto puede durar
más de tres meses no es extraño que pasen la cuenta a un despacho de
cobranza “Especialista en incomodar al deudor”, e incluso informan a los
vecinos que tenemos un adeudo y que si no liquidamos tendrán que embargar
nuestros bienes”.
DEFINITIVAMENTE NO DEBEMOS DESCUIDAR las tarjetas de crédito o débito y
mucho menos dar a otras personas nuestras contraseñas de tarjetas o de
atención telefónica, celular, token y otras medidas de seguridad.
EL ROBO DE IDENTIDAD lo hacen de distintas maneras, algunas sofisticadas
otras sencillamente sustrayendo nuestros estados de cuenta en papel que
llegan por mensajería o correo postal y personas mal intencionadas los toman
de buzones físicos o del escritorio del conserje del edificio donde nos ubicamos
para informarse y posteriormente sacar créditos a nuestro nombre, falsificando
credenciales de elector con nuestros datos, pero con la foto del defraudador.
Tal es el caso de la doctora Fuentes que fue requerida por una agencia
automotriz por 3 mensualidades vencidas de más de $75,000. Según ellos,
cuatro meses atrás había adquirido una camioneta de lujo por la cual dio
$260,000 de enganche y solamente le pedían $130,000. con el doble de
enganche y copias de su cuentas de banco, comprobantes de ingresos, una
credencial del trabajo, 3 referencias personales de buen nivel económico y
boleta predial (todo falso, menos el enganche desde luego) fueron razones para
que le autorizaran el crédito en 48 horas y le entregaran la camioneta de
inmediato.
Actualmente promovido por la financiera está el litigio en su contra por el
adeudo de más de $1’000,000.
Es recomendable solicitar al banco o empresa que nos otorgó la tarjeta de
crédito o débito, nos envíe cualquier correspondencia a nuestro correo
electrónico. Igual que con las contraseñas del banco, la del correo electrónico
tampoco debemos entregarla a ninguna persona. Salvo a alguna de nuestra
completa confianza y que no solamente no haga mal uso de la información,
sino que además, sea de absoluta discreción y no la comparta con alguien.
La autoridad exige a las instituciones de crédito y empresas aumenten las
medidas de seguridad y que mantengan libres de hackers o de personas
ajenas, a sus bases de datos. Ya que son corresponsables con sus clientes.
Sin embargo, por el momento no es así. Somos 100% responsables de los
cargos o créditos físicos o digitales que aparezcan a nuestro nombre. Tenemos
que aumentar nuestras precauciones y no descuidar tarjetas de crédito o
débito, documentos como credencial de elector, escrituras, boletas prediales,
comprobantes de ingresos, de trabajo, declaraciones fiscales, etcétera.
Sobre todo en temporada de promociones como la de “El buen fin” donde los
comercios y algunos bancos son laxos en los requisitos de crédito. Ω