MAQUIAVELO

 

TOMADO DEL LIBRO: "EL PRÍNCIPE"

1.            Quienes buscan el favor de un príncipe, suelen obsequiarle algo personal que tienen en alta estima como símbolo de su devoción.

 

2.            Establecer colonias en uno o dos lugares que sean como eslabones de un mismo estado. Sin invertir gran cantidad, poco dispendio y se les gobierna y conserva fácilmente.

 

3.            Es de considerarse que a los hombres se les gana dándoles beneficios o se les elimina, porque tienden a vengarse de las pequeñas ofensas; pero de las grandes no pueden; de manera que la ofensa que se haga a un hombre debe ser de tal perjuicio que no le permita vengarse.

 

4.            Cuando se imponga una colonia, hay que respetar sus costumbres y proteger a los débiles, para que no se unan con tu competidor.

 

5.            Es común que cuando llega un poderoso, los débiles por envidia a los anteriores se unen al nuevo, nada más no hay que dejar que se hagan demasiado fuertes.

 

6.            Previniendo los males a tiempo es posible remediarlos con facilidad, pero si se deja que progresen, la enfermedad se tornará grave y la medicina se aplicará a destiempo; como los médicos dicen del tísico: al principio su mal es difícil de reconocer, pero fácil de curar.

 

7.            Los romanos no siguieron el consejo de los sabios “Hay que esperarlo todo del tiempo”; ellos confiaron más en la sagacidad y el valor, ignorando que el tiempo arrastra consigo el bien y el mal, pudiendo engendrar tanto lo uno como lo otro.

 

8.            Cuidar de poner un señor tributario propio y no un señor que pueda robarme y termine por expulsarme.

 

9.            Una regla general que nunca engaña o al menos, rara vez produce extravío: Aquel que se apoya en otros para elaborar su grandeza, obra su propia ruina; nada se obtiene de otra manera sino con la propia fuerza e industria; si un principal se asienta por otros medios, su poder será siempre limitado.

 

10.         El medio más eficaz del dominio es la destrucción.

 

11.         Quien se apodera de una ciudad acostumbrada a la libertad y no la destruye, que espere ser destruido por ella, ya que el prestigio de la libertad y las antiguas instituciones es el mayor acicate de la rebelión. Si no se disgregan los habitantes de una ciudad, nunca dejarán de pensar  en sus antiguas instituciones y aprovecharán cualquier oportunidad para volverlas a establecer.

 

12.         Es propio del hombre prudente intentar recorrer los caminos que han seguido los grandes hombres, e imitar a quienes han destacado de los demás en ejercicio de sus talentos, para que la virtud propia, aunque sea menor, se alimente de la de aquellos. Se debe actuar como los arqueros experimentados, que cuando observan que el punto de alcance de su flecha está demasiado lejos, y conociendo la potencia de su arco, colocan el punto de mira muy por encima del lugar del destino, sabiendo que su flecha no podrá remontar una altura tal como se observa en la mira, pero eso ayudará a que se alcance el objetivo propuesto.

 

13.         El nuevo monarca tiene como enemigos a quien el orden antiguo había beneficiado y como débiles defensores a quienes no han tenido todavía la experiencia del beneficio que causaran las nuevas disposiciones. El nuevo líder para que triunfe debe ser con sus propias fuerzas.

 

14.         Los pueblos son volubles, es fácil convencerlos de algo, pero difícil mantenerlos convencidos, es conveniente estar preparados y dispuestos para que cuando dejen de creer, se les pueda devolver la creencia por medio de la fuerza.

 

15.         El monarca nuevo debe dejar de pensar y actuar como un ciudadano común. Ahora tiene que construir su fuerza, ya que carece de fieles a su causa y gente que le envidia; deberá eliminarlos para ser admirado y venerado

 

 

16.         Los hombres solo hacen daño por miedo o por odio.